Al principio de cada clase de Ashtanga Yoga juntamos las manos y cantamos este mantra, una oración en sánscrito que consta de dos partes.
En la primera parte damos las gracias a todos los maestros que han ido generación tras generación transmitiendo su sabiduría y conocimientos de yoga a través de los siglos, haciendo posible que esta práctica haya llegado hasta nosotros. En la segunda parte reconocemos al sabio Patanjali como la personificación de los principios del yoga y representa también la importancia que tienen en esta práctica los Yoga Sutras escritos por este sabio.
El hecho de postrarnos ante todos esos maestros, ante todo los que nos enseña algo en esta vida y ante la práctica en si misma conlleva una actitud de humildad, aceptamos que tenemos mucho que aprender, aceptamos que no lo sabemos todo. La humildad está estrechamente ligada al crecimiento. En la humildad encontramos la capacidad de reconocer las propias carencias, en la humildad alcanzamos la posibilidad de crecer y aprender todo lo que nos es imprescindible.
Se dice que Om es el sonido emitido al crearse el universo, es vibración y es la fuente de toda la creación, es lo más cerca que podemos estar de la divinidad en el mundo físico.